Estos escapes de orina o incontinencia urinaria, son comunes y se presentan generalmente en los últimos meses de gestación debido a la presión del piso pélvico y a los cambios hormonales. Especialistas nos explican cómo poder controlarlos y tips para reaccionar si debemos enfrentarlos durante el embarazo.
El aumento de las ganas de orinar durante el embarazo es un síntoma completamente normal, especialmente en el primer y tercer trimestre. Esto ocurre porque el cuerpo produce más sangre y líquidos para sostener el desarrollo del bebé, lo que hace que los riñones trabajen más y generen más orina. Además, el crecimiento del útero ejerce presión sobre la vejiga, reduciendo su capacidad para retener líquido. Los cambios hormonales, en especial el aumento de la progesterona, también contribuyen a que la mujer sienta la necesidad de ir al baño con mayor frecuencia. Aunque puede resultar incómodo, es una señal de que el cuerpo está funcionando correctamente.
“Es una sensación muy incómoda y que provoca además situaciones fuera de nuestro control. Me pasó hace poco tiempo que tuve que viajar y tuve pérdidas de orina involuntaria en el trayecto, fue muy angustiante y tuve que cambiarme de ropa para no llegar así a mi destino. No utilizaba ningún tipo de protector porque ni siquiera sabía que existían diseñados especialmente para eso, pero ahora que ya consulté a un especialista sé qué hacer.” cuenta Alejandra de 36 años, quien presentó estos síntomas durante su segundo embarazo.
La cistitis en el embarazo es una infección urinaria frecuente causada por el crecimiento de bacterias en la vejiga, favorecido por los cambios hormonales y la presión del útero sobre las vías urinarias. Sus síntomas más comunes incluyen ardor al orinar, necesidad constante de ir al baño, dolor en la parte baja del abdomen y, en algunos casos, orina turbia o con mal olor. Es importante no ignorar estos signos, ya que una infección no tratada puede afectar tanto a la madre como al bebé.
Sí, aguantar la orina durante el embarazo puede ser perjudicial tanto para la madre como para el bebé. Cuando la vejiga se llena y no se vacía con frecuencia, las bacterias tienen más tiempo para multiplicarse, lo que aumenta el riesgo de infecciones urinarias como la cistitis. Además, la presión del útero sobre la vejiga puede dificultar el vaciado completo, provocando molestias, dolor o pérdidas de orina. Por eso, es importante orinar cada vez que se sientan ganas, mantener una buena higiene íntima y beber suficiente agua para ayudar al cuerpo a eliminar toxinas y prevenir infecciones.
En las últimas semanas del embarazo es muy probable que algo que sientas como una pérdida de orina no sea lo que piensas, y por el contrario sea líquido amniótico. En caso que sea esto último no dudes en ponerte en contacto cuanto antes con tu médico para que él evalúe la urgencia y tanto tú como tu bebé estén tranquilos.
Luego de dar a luz, la incontinencia urinaria también se hace presente ya que los músculos quedan en un estado de relajación luego del esfuerzo del parto, dando lugar a goteos de orina que se pueden presentar durante los 3 meses siguientes.
Allí la recomendación de nuevo es practicar ejercicios de Kegel para fortalecer el piso pélvico y usar productos especializados para la incontinencia femenina, como las toallas TENA.